Superar las expectativas
Máxima durabilidad
El experimento se realizó en una ubicación a una hora del centro de Los Ángeles, cerca del Vasquez Rocks Park, un famoso lugar de filmación para El Planeta de los Simios, en un extenso rancho en el desierto. Si bien en el centro de Los Ángeles se concentra la tecnología de vanguardia, como los vehículos eléctricos y los taxis autónomos, esta ubicación se siente como una esquina olvidada del Oeste de Estados Unidos, en la que casi podría ver a vaqueros montando sus caballos.

A las 10:00 a. m. en punto, un enorme camión de remolque se avecinaba sobre la colina, listo para poner a prueba el G-SHOCK en la vasta naturaleza. Se trataba de una verdadera bestia, ya que se extendía por unos asombrosos 22 metros, casi 2,5 veces la longitud del DECO-TORA (aprox. 9 metros), que se usó en la prueba anterior. Con cinco ruedas a cada lado y un impactante peso total de 27 215 kg, sus profundas huellas de neumáticos quedaron marcadas en la arena para ser testigos de toda su masividad. Incluso el equipo de filmación, que se sentía confiado en la resistencia del G-SHOCK después del último experimento, no pudo evitar sentir una oleada de inquietud mientras observaba lo que estaba a punto de suceder. A las 10:58 a. m., bajo el sol abrasador de California, comenzó el experimento. El motor del camión de remolque cobró vida y generó una nube gruesa de polvo que se agitaba en el aire. El suelo tembló con ese rugido ensordecedor. Una vaquera montando a caballo guio al camión hacia el punto objetivo. Pero mientras el motor rugía, el caballo, asustado por el ruido, relinchó con fuerza y aceleró su paso. El camión retumbaba al avanzar, mientras levantaba grandes nubes de polvo a medida que se acercaba y, luego, el impacto. El G-SHOCK fue presionado debajo de los monstruosos neumáticos, se sacudía violentamente a medida que cada una de las cinco ruedas lo pasaba por encima en una sucesión implacable. Los segundos pasaban insoportablemente lento mientras el reloj desaparecía bajo el peso de la bestia. Cuando finalmente el camión se detuvo, la tripulación dudó, y se intercambiaban miradas preocupadas antes de avanzar. ¿Había sobrevivido? ¿El G-SHOCK seguiría intacto? La nube de polvo se asentó. Y lentamente, el reloj se reveló bajo del polvo que seguía en el aire. “10:58:35… 10:58:36…”
Sin un rasguño, el G-SHOCK seguía funcionando, muy confiable en la hora estándar del Pacífico. La alegría y los suspiros de alivio resonaron en todo el rancho. La vaquera, que con orgullo se puso el G-SHOCK aplastado, se mantuvo erguida con su caballo parado en dos patas a su lado, como si estuviera emitiendo un rugido triunfal.

G-SHOCK volvió a demostrar su resistencia inigualable en esta prueba estadounidense definitiva. ¿Dónde se llevará a cabo el próximo experimento? ¿Cómo G-SHOCK superará los límites de durabilidad a continuación? Con la vasta naturaleza que se desvanece en la distancia, fijamos nuestras vistas en Japón, ansiosos por enfrentar el próximo desafío.